Introducción
En la actualidad, las Instituciones de Educación Superior (IES) enfrentan el desafío de trascender los límites del aula para convertirse en actores estratégicos del desarrollo sostenible. En este contexto, la articulación entre docencia, investigación y vinculación con la sociedad se configura como el eje vertebrador que garantiza la pertinencia, la calidad y la responsabilidad social de la educación superior. Más allá de ser funciones aisladas, estas dimensiones se interrelacionan para cumplir con el mandato de formar profesionales comprometidos con la transformación de su entorno.
Desarrollo
La docencia constituye el núcleo de la formación profesional, pero su impacto se potencia cuando se sustenta en procesos de investigación que generan conocimiento relevante y en experiencias de vinculación que conectan ese conocimiento con las realidades sociales y productivas. Según la UNESCO (2021), la educación superior debe ser “un bien público y un derecho humano universal” orientado a la solución de los problemas sociales mediante la producción y aplicación del conocimiento.
Por su parte, la investigación universitaria, cuando se articula con la docencia, promueve la formación de pensamiento crítico y la capacidad de innovación. En ese sentido, la investigación aplicada y la transferencia tecnológica no deben quedarse en el laboratorio o en las publicaciones científicas, sino extenderse hacia la comunidad como herramienta de cambio y desarrollo.
La vinculación con la sociedad, entendida desde su concepción latinoamericana, representa la concreción de la responsabilidad social universitaria. Es el espacio donde la docencia y la investigación dialogan con los saberes locales, la diversidad cultural y las necesidades territoriales. A través de proyectos colaborativos, prácticas preprofesionales y extensión crítica, las IES fortalecen su compromiso ético y político con el entorno.
Diversos autores, como Tünnermann (2010) y González (2016), destacan que el verdadero sentido de la extensión universitaria o vinculación con la sociedad, radica en su capacidad de integrar la teoría y la práctica, favoreciendo procesos de aprendizaje dialógicos, participativos y transformadores. En Ecuador, la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) y el Reglamento de Régimen Académico (RRA, 2022) establecen que las tres funciones sustantivas deben articularse en los currículos y proyectos institucionales, generando impactos medibles en el territorio.
Articulación como modelo de calidad universitaria
El Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CACES), en sus modelos de evaluación y acreditación (2023 y 2024), incorpora la articulación como uno de los ejes esenciales de la calidad. Esta integración se evidencia en los criterios relacionados con la pertinencia, la investigación formativa, la vinculación con enfoque territorial y la evaluación de resultados e impacto.
Una universidad que articula sus funciones sustantivas:
- Genera conocimiento situado y contextual.
- Forma profesionales con conciencia crítica, ética y solidaria.
- Fortalece la innovación social y tecnológica.
- Contribuye al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 4 (Educación de calidad), el ODS 10 (Reducción de desigualdades) y el ODS 17 (Alianzas para lograr los objetivos).
Conclusiones
La articulación de la docencia, la investigación y la vinculación con la sociedad no es una opción, sino una condición para la transformación social y el aseguramiento de la calidad educativa. Supone un cambio de paradigma en la gestión de la educación superior: pasar de la fragmentación a la sinergia; del conocimiento cerrado a la construcción colectiva del saber.
En este sentido, las universidades ecuatorianas y latinoamericanas avanzan hacia un modelo donde la educación superior se concibe como un agente activo de cambio, capaz de dialogar con los territorios, promover la equidad y contribuir a una sociedad más justa, sostenible y humana.
Tania Zambrano 
El artículo “Articulación de las funciones sustantivas: un camino hacia la transformación social universitaria” propone una reflexión profunda sobre la necesidad de integrar de manera coherente las tres funciones esenciales de las instituciones de educación superior: docencia, investigación y vinculación con la sociedad. Esta articulación es presentada como un eje estratégico para promover una transformación social genuina, especialmente en contextos latinoamericanos donde la universidad está llamada a desempeñar un rol más activo y comprometido con su entorno.
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Aquí se aborda de manera esencial y urgente la articulación de las funciones sustantivas universitarias (docencia, investigación y vinculación) como el eje central para la transformación social y el aseguramiento de la calidad de las Instituciones de Educación Superior (IES), superando la tradicional fragmentación para establecer una sinergia donde la docencia se nutre de la investigación contextualizada y esta, a su vez, se concreta en la vinculación con la sociedad, entendida desde su concepción latinoamericana como un diálogo de saberes y un compromiso ético-político con las necesidades territoriales, un mandato que, en el caso ecuatoriano, está respaldado por normativas como la LOES y modelos de acreditación del CACES, lo que convierte a esta articulación en una condición sine qua non para que la universidad sea un agente activo de cambio que contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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El artículo «Articulación de las funciones sustantivas: un camino hacia la transformación social universitaria,» es una pieza fundamental y oportuna que establece con claridad la ruta estratégica para la educación superior contemporánea, especialmente en el contexto latinoamericano.
Su énfasis en la Vinculación con la Sociedad como el punto de convergencia entre los ejes sustantivos de investigación y docencia, evita reducir la vinculación a una simple actividad de servicio, transformándola en un proceso de responsabilidad social activa. Es en este eje donde se materializa la promesa de la transformación social, situando el conocimiento generado por la universidad en el territorio real.
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La articulación de las funciones sustantivas sigue siendo una brecha que hay que superar, lamentablemente la vinculación fue tomada desde el punto de vista complementario, La docencia y la investigación no existirian si no hay vinculación.
El articulo nos deja claro que la función docencia se convierte en el eje importante de la formación profesional, mientras la función investigacion fomenta el pensamiento critico y la capacidad de innovar de buscar nuevos conbocimientos, entonces este conocimiento no puede quedarse en cuatro paredes y debe ser difundido por la función sustantiva de vinculación lo cual llevara a la U al territorio.
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Las funciones sustantivas deben articularse por igual, lamentablemente existen universidades donde a la vinculación no le dan importancia, solamente a los investigadores
La función docencia, investigación y vinculación permiten llevar el conocimiento a los lugares me os favorecidos, todos cumpliendo un rol para utilizar socialmente el conocimiento
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Pienso que la verdadera fortaleza de una universidad no reside en la docencia, la investigación o la vinculación por separado, sino en la manera en que estas se entrelazan para transformar la realidad.
Cuando la enseñanza se nutre de la investigación y ambas dialogan con las necesidades del territorio, el aprendizaje deja de ser teórico y se vuelve vida. Esta articulación exige romper con la lógica fragmentada y apostar por prácticas pedagógicas que conecten saberes, personas y contextos. Solo así la educación superior puede asumir su responsabilidad histórica: formar profesionales conscientes y producir conocimiento que no se quede en los libros, sino que regrese a la comunidad para abrir caminos de justicia, equidad y desarrollo sostenible.
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Con la intención de articular la tres funciones sustantivas, según el artículo «Articulación de las funciones sustantivas de la Educación Superior y su incidencia en las competencias de la formación del profesional«, las IES enfrentan un reto importante al intentar establecer un equilibrio entre las funciones sustantivas, en el que, la investigación y la vinculación con la sociedad se deben encontrar en la docencia; la docencia y la vinculación con la sociedad se deben encontrar en la investigación y, en la vinculación con la sociedad se debe encontrar la articulación entre la docencia y la investigación para garantizar, de esta manera, la construcción de respuestas efectivas a las necesidades y desafíos de su entorno…
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Soy Juan Hermoza
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La articulación de las funciones sustantivas representa un camino estratégico para la transformación social universitaria, porque convierte a la institución en un sistema coherente donde el conocimiento se genera, se enseña y se aplica de manera integrada. Cuando la docencia se nutre de la investigación, y ambas dialogan con las necesidades reales de la comunidad, se fortalece la pertinencia social de los procesos formativos. Del mismo modo, la vinculación deja de ser un conjunto de proyectos aislados y se transforma en un laboratorio vivo donde estudiantes y docentes validan, mejoran y contextualizan sus saberes.
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La articulación de docencia, investigación y vinculación no es solo un requisito académico: es un camino hacia una universidad realmente comprometida con la transformación social.
Como parte del sistema de educación superior, he visto cómo estas tres funciones, cuando se trabajan de forma aislada, pierden fuerza; pero cuando se integran, se convierten en una herramienta poderosa que conecta el aula con la vida real.
La universidad debe ser un espacio donde el conocimiento tenga propósito, se construya junto a las comunidades y responda a sus necesidades reales. La investigación debe traducirse en soluciones concretas, la docencia en aprendizajes significativos y la vinculación en un puente auténtico entre la universidad y la sociedad.
Este artículo me recordó que nuestra labor académica tiene un propósito más grande: contribuir a un país más justo, más consciente y más humano. Y para lograrlo, debemos seguir apostando por una educación que integre, que transforme y que nos invite a mirar a la comunidad no como destinataria, sino como aliada.
En lo personal, esta lectura reafirma mi compromiso con un modelo educativo que no solo enseñe, sino que inspire; que no solo investigue, sino que solucione; y que no solo vincule, sino que acompañe.
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El artículo invita a reconocer que la universidad del presente ya no puede limitarse a enseñar contenidos, sino que debe integrarse activamente en la construcción de soluciones para su entorno.
La articulación entre docencia, investigación y vinculación aparece como el camino para lograr una educación superior pertinente y socialmente comprometida, donde el conocimiento se genera, se comparte y se aplica en diálogo con las realidades territoriales.
Esta visión refuerza la idea de que la calidad universitaria no depende solo de indicadores académicos, sino de su capacidad para transformar vidas, aportar al desarrollo sostenible y asumir un rol ético frente a las necesidades de la comunidad.
Por otra parte, es importante recalcar que los modelos de evaluación del CACES refuerzan que la calidad universitaria no solo se mide en resultados académicos, sino en la capacidad institucional para incidir positivamente en el entorno. De esta forma, la articulación de las funciones sustantivas se convierte en un principio orientador de una educación superior más pertinente, ética y comprometida con la transformación social.
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ALEX SALAZAR SALTOS PARALELO A . El artículo plantea de manera clara cómo la articulación entre docencia, investigación y vinculación no solo es un requisito normativo, sino un verdadero motor de transformación social dentro de la universidad. Me parece especialmente valioso el enfoque que propone: pasar de la simple coexistencia de funciones a un modelo integrador donde los aprendizajes, las investigaciones y los proyectos con la comunidad se retroalimenten constantemente. Este tipo de visión permite que la universidad responda con pertinencia a los desafíos del territorio, fortalezca la participación ciudadana y promueva procesos formativos más humanos, críticos y contextualizados. Sin duda, avanzar hacia esta articulación integral es clave para consolidar instituciones educativas más democráticas, transparentes y comprometidas con el bienestar colectivo.
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La articulación de la vinculación universitaria con la sociedad representa un pilar fundamental en la función transformadora de la educación superior, pues establece un vínculo dinámico entre la academia y las comunidades, sectores productivos y autoridades. Esta interacción permite que la universidad no solo sea un espacio de generación de conocimientos teóricos, sino también un agente activo en la solución de problemáticas sociales, culturales, económicas y ambientales.
El proceso de articulación implica una integración coherente y colaborativa entre las funciones sustantivas de la universidad: la docencia, la investigación y la vinculación. A través de esta sinergia, se potencia la pertinencia y la aplicabilidad del conocimiento, se fomenta la formación de profesionales críticos y comprometidos, y se fortalecen las capacidades y recursos locales.
Asimismo, la articulación requiere procesos de planificación estratégica, espacios de diálogo interinstitucional y participación comunitaria, y sistemas de evaluación continua para medir el impacto social y educativo.
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La articulación de la vinculación universitaria con la Sociedad parte de los tres ejes académicos, Docencia, Investigación y Vinculación, cada uno de ellos son el motor que mueve el pensamiento universitario en su diario vivir. Considero que las IES deberían buscar que estos tres ejes sean un conjunto de pensamientos igualitarios, que los tres tengan el mismo porcentaje académico para darle el valor que se merece vinculación. Dentro del templo universitario estos tres ejes a más de ser la incubadora de conocimientos teóricos se transformen en los procesos transformadores en la práctica, práctica que permita crear hombres y mujeres que tengan una formación integral, crítica, solidaria y sobretodo humana.
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La articulación entre docencia, investigación y vinculación es hoy un eje indispensable para que las universidades trasciendan el aula y generen un impacto real en la sociedad. Cuando estas funciones se integran, la formación profesional se vuelve más pertinente, la investigación adquiere sentido social y la vinculación fortalece el diálogo con los territorios. Este enfoque, respaldado por la LOES, el RRA y los modelos del CACES, permite que las IES contribuyan al desarrollo sostenible, a la innovación y a la construcción colectiva del conocimiento, consolidándose como actores estratégicos en la transformación social y educativa del país.
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La articulación de docencia, investigación y vinculación no es una meta institucional más: es la única forma digna de habitar la universidad en tiempos de crisis civilizatoria. Mientras las IES sigan fragmentadas, seguirán formando profesionales funcionales al modelo que nos destruye. Solo cuando la universidad se ponga del lado de los que los sectores olvidados de las políticas gubernamentales y necesitan una transformación para mejorar las condiciones de vida, (Boaventura de Sousa Santos) habrá cumplido con su razón de ser histórica.
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La importancia de articular docencia, investigación y vinculación como pilares inseparables de la educación superior contemporánea. Las IES no pueden limitarse a la transmisión de conocimientos, sino que deben convertirse en protagonistas del desarrollo sostenible; la docencia cobra mayor sentido cuando se nutre de procesos investigativos capaces de generar conocimiento pertinente. El papel de la vinculación aparece como un puente esencial que conecta ese conocimiento con las necesidades reales de los territorios. En latinoamerica la vinculación se asume como expresión de responsabilidad social y diálogo con los saberes locales. Es necesario generar procesos participativos y transformadores, reafirmada por diversos actores y marcos normativos. En Ecuador, la articulación ya es una exigencia legal y curricular que de cierta forma ha logrado que todas las IES consideren a la vinculación en sus planificaciones y se asigne presupuesto o se piense en financimiento externo a través de proyectos concursables; los modelos de calidad del CACES consolidan esta visión, reafirmando que la integración de funciones sustantivas es un indicador clave para medir la pertinencia y el impacto de las IES.
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La articulación de docencia, investigación y vinculación constituye hoy el pilar estratégico para que las IES generen formación pertinente y contribuyan de manera real al desarrollo sostenible. Integrar estas funciones permite producir conocimiento contextualizado, fortalecer el pensamiento crítico e innovador y conectar los saberes académicos con las necesidades territoriales mediante proyectos colaborativos y prácticas preprofesionales. Este enfoque, promovido por la LOES, el RRA y los modelos de evaluación del CACES, posiciona a la universidad como un actor social capaz de incidir en la transformación de su entorno y en el cumplimiento de los ODS, consolidando así una educación superior de calidad, ética y comprometida con la realidad.
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El texto enfatiza que articular docencia, investigación y vinculación es fundamental para una educación superior relevante y transformadora. Señala que esta integración genera conocimiento útil, fortalece el pensamiento crítico y atiende las necesidades del territorio, respaldada por marcos normativos y modelos de calidad. En suma, destaca que esta coherencia es esencial para el desarrollo sostenible y para el rol actual de las IES.
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Articular específicamente implica esa integración, coherencia y sinergia entre las funciones de las IES para lograr una formación integral, pertinente y con impacto social.
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La articulación de Docencia, Investigación y Vinculación trabajan es una sinergia de conocimiento. La Investigación se convierte en la base por la generación de conocimiento, la que da soluciones a los problemas encontrados en territorio. La Docencia se enriquece al impartir contenidos de vanguardia directamente derivados de la Investigación los que son generados para mejorar la vida de los beneficiarios. Por otro lado, la Vinculación, transfiere soluciones efectivas a la sociedad, las cuales están sólidamente respaldadas por la Investigación y son aplicadas por los conocimientos de la Docencia.
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La universidad moderna debe operar como un sistema interdependiente. Al integrar la docencia (formar), la investigación (generar conocimiento) y la vinculación (aplicar y transformar), las IES no solo mejoran su calidad académica (validada por el CACES), sino que cumplen su rol más profundo: el de actor estratégico del desarrollo sostenible. La articulación es, en esencia, la estrategia que asegura que el conocimiento producido en la IES no se quede en la teoría, sino que se traduzca en impactos medibles en el territorio.
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En el contexto ecuatoriano, la articulación de las funciones sustantivas de la universidad —docencia, investigación y vinculación; se plantea como un eje estratégico para fortalecer el rol transformador de la educación superior. Integrar estos ámbitos no solo garantiza una formación académica pertinente, sino que permite generar conocimiento aplicado a las necesidades reales del territorio, especialmente en comunidades históricamente desatendidas. De esta manera, la universidad deja de ser un espacio aislado y se convierte en un agente activo de desarrollo social, capaz de promover soluciones sostenibles, innovadoras y culturalmente contextualizadas
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La articulacion de las funciones sustantivas (docencia, investigacion y vinculación) no solo es una estrategia de gestión académica, es parte de la función para que la universidad cumpla con aportar a la transformación social, según se cita en este blog.
Como experta en Sostenibilidad y Responsabilidad Social, me gustaría argumentar que el éxito de la articulación de las funciones sustantivas reside de manera sistematica por el principio de Responsabilidad Social, la cual debe dejar de ser una función más para convertirse en un eje transversal que gestione y de sentido a todos los impactos que la institución genera, tanto interno como externos. La universidad debe ser un agente de transformación social con su propia gestión coherente con la ética y la sostenibilidad, finalmente considero que la Responsabilidad Social Universitaria es el motor ético que garantiza que la articulacion no se quede en un requisito de calidad y pase a ser un cambio de paradigma real.
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El artículo plantea que la transformación social universitaria solo es posible cuando la docencia, la investigación y la vinculación dejan de operar de forma aislada y comienzan a articularse como un sistema coherente orientado al territorio, como se menciona en este blog; esta integración permite que la enseñanza se nutra de evidencia, que la investigación responda a problemas reales y que la vinculación se convierta en un espacio de diálogo entre saber académico y saber comunitario.
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El análisis presentado resalta de manera acertada la importancia de la articulación entre docencia, investigación y vinculación como pilares fundamentales de la educación superior contemporánea. Coincido en que esta integración no solo fortalece la pertinencia y calidad educativa, sino que también posiciona a las Instituciones de Educación Superior (IES) como agentes estratégicos para el desarrollo sostenible.
La docencia, por sí sola, no garantiza la transformación social; requiere nutrirse de procesos investigativos que fomenten pensamiento crítico y de acciones de vinculación que conecten el conocimiento con las realidades territoriales. Este enfoque dialógico y participativo, mencionado por autores como Tünnermann y González, es clave para consolidar una educación superior inclusiva y transformadora.
Asimismo, la referencia a los marcos normativos ecuatorianos (LOES y RRA) y a los modelos de evaluación del CACES evidencia que la articulación no es únicamente un ideal, sino una exigencia normativa y un criterio de calidad. En este sentido, la universidad que logra integrar sus funciones sustantivas contribuye directamente al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente en lo relativo a educación de calidad y reducción de desigualdades.
En conclusión, la articulación entre docencia, investigación y vinculación debe asumirse como un eje transversal en la gestión universitaria, orientado a generar conocimiento situado, formar profesionales críticos y promover la innovación social y tecnológica. Solo así la educación superior podrá responder a los desafíos globales y locales, consolidándose como un verdadero bien público y motor de transformación social.
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El artículo propone que la verdadera revolución universitaria nace cuando docencia, investigación y vinculación social dejan de ser compartimentos estancos para fluir como un solo río transformador. Plantea que las universidades deben abandonar su rol tradicional de «torres de conocimiento» y convertirse en tejedoras de diálogos entre el saber académico y las urgencias territoriales
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Estoy de acuerdo en el artículo donde menciona que una verdadera vinculación con la sociedad radica en su capacidad de interactuar la teoria con la práctica permitiendo el análisis dialógico , participativo, trasformador , pero cada uno de los actores de las funciones sustantivas debemos cambiar el paradigma cerrado a la construcción colectiva del saber , para alcanzar estos objetivos debemos superar la fragmentación institucional, el productismo acádemico, la carencia de pertinencia institucional, la insuficiente valoración de la vinculación.
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La integración entre docencia, investigación y vinculación con la sociedad emerge como un elemento esencial para comprender la misión transformadora de las universidades contemporáneas. Este enfoque articulado permite superar la fragmentación tradicional de las funciones sustantivas, orientando la labor institucional hacia la generación de conocimiento pertinente, la formación de profesionales críticos y comprometidos, y el desarrollo de acciones que fortalezcan el tejido social y productivo. Al vincular el aprendizaje académico con procesos investigativos y con la intervención en contextos reales, las IES consolidan un modelo educativo que responde a los desafíos territoriales y promueve soluciones sostenibles. Esta articulación, reconocida por marcos normativos como la LOES y los modelos de evaluación del CACES, no solo garantiza calidad y pertinencia, sino que también reafirma el rol de la educación superior como bien público y motor de justicia social, tal como señala la UNESCO. En suma, se trata de un enfoque que potencia las sinergias institucionales y proyecta a las universidades como agentes clave del desarrollo humano, científico y comunitario.
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Doctora Tania un excelente blog, como estudiante del Diplomado en Vinculación, me siento muy identificado con el planteamiento. Me quedo con la idea de que la articulación de las funciones no es solo para cumplir criterios de calidad, sino que es la condición ética para que la universidad sea un verdadero agente de transformación social. La vinculación es, en esencia, donde la teoría dialoga con el territorio. Yo e participado como directora de proyectos de vinculaciòn y e tenido experiencias muy gratas, y e palpado las necesidades de la comunidad. Creo que es vital fomentar el uso de indicadores de impacto social (y no solo de cantidad de proyectos) para medir el éxito real de esta articulación.
Muchas gracias por esta reflexión que me recuerda el rol de la educación superior en la construcción de una sociedad más justa y abierta al dialogo
Saludos cordiales, Angela Barba
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Estimada Profesora Tania Zambrano,
Estimada Doctora, excelente blog, como estudiante del Diplomado en Vinculación, me siento muy identificado con el planteamiento. Me quedo con la idea de que la articulación de las funciones no es solo para cumplir criterios de calidad, sino que es la condición ética para que la universidad sea un verdadero agente de transformación social. La vinculación es, en esencia, donde la teoría dialoga con el territorio. Creo que es vital fomentar el uso de indicadores de impacto social (y no solo de cantidad de proyectos) para medir el éxito real de esta articulación. E sido directora de proyecto de vinculaciòn y las experiencias vividas han sido muy buenas y mas que todo ver la realidad de las necesidades de la comunidad
Muchas gracias por compartir este blog y nos recuerda el rol de la educación superior en la construcción de una sociedad más justa!
Saludos cordiales, Angela Barba
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La articulación de la docencia, investigación y vinculación, constituye un eje fundamental para el fortalecimiento del proceso académico en las universidades. Si estas funciones se operan de manera integrada, la docencia se enriquece con los resultados de la investigación, la investigación adquiere pertinencia al responder a las necesidades reales de la comunidad, y la vinculación se convierte en un espacio de aprendizaje y validación del conocimiento. Este enfoque articulado favorece la formación de profesionales críticos, capaces de aportar soluciones innovadoras a problemas complejos y posiciona a la universidad como un actor clave en el desarrollo local y regional. Sin embargo, esta articulación requiere una gestión institucional coherente, políticas claras y una cultura académica orientada al trabajo colaborativo.
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La articulación de las funciones sustantivas: docencia, investigación y vinculación con la sociedad constituye un eje estratégico para impulsar una verdadera transformación social desde el ámbito universitario. Cuando estas funciones se integran de manera coherente, la educación deja de ser un proceso aislado y se convierte en un motor que genera conocimiento pertinente, forma profesionales con pensamiento crítico y contribuye directamente al bienestar de la comunidad. Este enfoque articulado no solo fortalece la calidad académica, sino que también permite que la universidad cumpla su rol como agente de cambio, promoviendo soluciones innovadoras a las problemáticas sociales y consolidando su compromiso con el desarrollo sostenible.
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Tu artículo me dejó pensando en lo urgente que es volver a conectar la docencia, la investigación y la vinculación como partes de un mismo corazón universitario. Lo cuentas con una claridad que se siente humana. La universidad no puede seguir funcionando como si cada función viviera aislada, porque cuando se encuentran nace algo más vivo, algo que transforma tanto a quienes aprenden como a quienes enseñamos. Me gustó esa insistencia tuya en que esta articulación no es un lujo sino una responsabilidad social que le devuelve sentido a lo que hacemos.
También me quedé con ganas de leer más sobre cómo se vuelve práctica esta idea en el día a día. Qué decisiones institucionales, qué dinámicas de aula o qué apuestas pedagógicas pueden convertir esta articulación en una realidad y no en un deseo. Desde mi experiencia en artes sé que estas conexiones existen y son poderosas, aunque requieren tiempo y acompañamiento. Aun así, tu texto ofrece una dirección esperanzadora. Nos invita a imaginar una universidad más sensible, más presente en el territorio y más comprometida con su propia comunidad. Y esa invitación ya es un gesto transformador.
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El documento es un magnífico punto de partida para pensar acerca del modelo universitario que requerimos: uno que no solamente genera conocimiento, sino que lo conecta con los territorios. No obstante, para que esta articulación sea transformadora y real, se debe pasar de las palabras a la acción, con métodos evidentes, evaluación estricta y una verdadera colaboración con la sociedad. La vinculación tiene que ser el núcleo de la universidad, no una tarea extra. De esta manera, solamente lograremos una educación superior verdaderamente pertinente, crítica y comprometida.
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El artículo de la profesora Tania Zambrano presenta una reflexión muy pertinente sobre la importancia de articular docencia, investigación y vinculación como ejes esenciales de la calidad universitaria. Su planteamiento resalta que estas funciones no pueden seguir operando de forma aislada, sino que deben integrarse para asegurar una formación profesional más crítica, ética y pertinente.
El texto acierta al señalar que la vinculación es el espacio donde la universidad dialoga con los saberes territoriales y enfrenta los problemas sociales reales. De esta manera, la investigación cobra sentido y la docencia se vuelve significativa, generando aprendizajes situados y proyectos con impacto.
Además, la autora enfatiza que la articulación es hoy un criterio fundamental en los modelos de evaluación del CACES, lo que convierte este enfoque no solo en una buena práctica, sino en un requisito para la pertinencia y la transformación social universitaria.
En síntesis, el artículo es una invitación clara a que las IES avancen hacia modelos más integrados, participativos y comprometidos con el territorio, entendiendo que la verdadera calidad académica se expresa en la capacidad de la universidad para aportar al desarrollo sostenible y a la justicia social.
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La articulación de Docencia, Investigación y Vinculación constituye el pilar estratégico para que las IES generen formación pertinente y contribuyan al desarrollo sostenible. Integrar estas funciones permite producir conocimiento contextualizado, fortalecer el pensamiento crítico y conectar los saberes académicos con las necesidades territoriales a través de proyectos y prácticas. Este enfoque, promovido por la LOES, el RRA y el CACES, posiciona a la universidad como un actor social transformador, capaz de incidir en el cumplimiento de los ODS y consolidar una educación superior de calidad y ética comprometida con la realidad.
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La articulación eficaz en la docencia, la investigación y la vinculación. Está en superar la fragmentación de estas funciones ya que es crucial para que las IES dejen de ser «torres de marfil» y se conviertan en actores estratégicos del desarrollo a través de un verdadero diálogo de saberes con la sociedad. Es particularmente relevante cómo el texto ancla esta necesidad en la normativa ecuatoriana (CACES), demostrando que la pertinencia y el impacto territorial han pasado de ser ideales deseables a requisitos medibles e indispensables para la excelencia académica.
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Interesante artículo, ofrece una mirada profunda y necesaria sobre la importancia de articular docencia, investigación y vinculación en las Instituciones de Educación Superior. En un contexto donde la educación superior enfrenta el reto de responder a las demandas sociales, económicas y culturales del territorio, la integración de estas tres funciones sustantivas se vuelve un elemento indispensable para garantizar calidad, pertinencia y responsabilidad social. Lo valioso del texto es que resalta cómo la docencia no puede seguir siendo un proceso aislado, limitado al aula, sino que debe nutrirse de la investigación para formar pensamiento crítico y, al mismo tiempo, proyectarse hacia la comunidad a través de prácticas y proyectos de vinculación. Esta visión rompe con los modelos tradicionales y plantea una universidad más abierta, dialogante y comprometida.
Además las actividades que realizan las universidades desde la vinculación con la comunidad, deben ser socializadas hacía la comunidad en general, ya que muchas veces la población desconoce sobre la contribución que realizan las diferentes universidades para con su comunidad.
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LUIS EFRAÍN CAYO LEMA
La articulación de las funciones sustantivas deben ser como ejes transversales de las IES, para ver los alcances que tienen las instituciones en la docencia, la investigación y la vinculación, deben ir de la mano de forma permanente, e ir fortaleciendo estas funciones en el recorrido y la práctica de dichas funciones que tienen cada una de ellas. Esto permite evaluar el alcance y el impacto institucional de forma integral. Estas funciones deben trabajar permanentemente de la mano y fortalecerse mutuamente en su práctica. El objetivo es asegurar un desarrollo coherente y una ejecución robusta de la misión de la IES del Ecuador y a nivel Latinoamericano.
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Quiero sumar a las valiosas contribuciones de mis compañeros, la importancia que tiene para el Sistema de Educación Superior Ecuatoriano la existencia de modelos de evaluación que evalúen la articulación de las tres funciones sustantivas como elemento de la calidad. Esta regulación es importante para asegurar que las universidades sean agentes de cambio y transformación en la sociedad y que sus procesos y operaciones se encaminen hacia esa dirección, evitando así el enfoque mercantilista y capitalista que a veces aqueja a la educación superior, en el que las IES se convierten en meras proveedoras de profesionales para el mercado.
Como indican Soledispa, Sumba y Yoza (2021), las universidades deben tener en cuenta para sus programas de vinculación e investigación, las políticas públicas, las necesidades actores y sectores, en procura de resolver problemáticas productivas, sociales, ambientales culturales. Este mismo enfoque de la institución es lo que favorecerá el desarrollo de profesionales comprometidos con su entorno.
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En la actualidad, las Instituciones de Educación Superior (IES) enfrentan el desafío de trascender los límites del aula para convertirse en actores estratégicos del desarrollo sostenible. En este contexto, la articulación entre docencia, investigación y vinculación con la sociedad. Cuando se articulan forman un vínculo que nos ayudan a repotenciar conocimientos teóricos, investigativos y prácticos junto con la sociedad.
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Trabajar en un instituto tecnológico especializado en fútbol me ha permitido constatar que la articulación entre docencia, investigación y vinculación no es un concepto teórico, sino una necesidad concreta del proceso formativo. En este tipo de institución, donde la práctica es el eje central del aprendizaje, la docencia adquiere sentido cuando se vincula con proyectos reales, diagnósticos territoriales y experiencias que exigen aplicar lo aprendido en contextos auténticos.
En la vinculación trabajamos con barrios, escuelas formativas y diferentes actores del ecosistema deportivo; esos espacios no solo amplían la mirada del estudiante, sino que también retroalimentan nuestras prácticas docentes. Muchas de las mejoras metodológicas, ajustes curriculares y nuevas líneas de investigación que desarrollamos nacen precisamente de lo que observamos en territorio. Allí es donde entendemos qué conocimientos son pertinentes, qué habilidades requieren los futuros profesionales y cuáles son las demandas reales del entorno.
Por eso, cuando la normativa y los modelos de calidad insisten en integrar las funciones sustantivas, no lo percibo como una obligación externa, sino como una forma coherente de garantizar una formación técnica rigurosa, ética y conectada con la realidad. En un instituto tecnológico, esta articulación permite que el aprendizaje deje de ser fragmentado y se convierta en un proceso continuo donde enseñar, investigar y vincularse son partes inseparables del mismo propósito: formar profesionales capaces de transformar sus contextos desde una mirada crítica y socialmente comprometida.
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Al hablar de la articulación de las funciones sustantivas, nos permite reflexionar sobre la importancia de la docencia, la vinculación e investigación dentro de los proyectos sociales. Siendo necesaria esta articulación para llevar a cabo procesos más articulados, sistemáticos y reales. En este sentido, el artículo detalla que la articulación humaniza el trabajo universitario en contextos reales y con necesidades reales.
Además, es una estrategia eficaz en la formación de profesionales más humanos, empáticos, sensibles, críticos y comprometidos con la sociedad. Desde la docencia podemos evidenciar en los jóvenes estudiantes la adquisición de las habilidades esenciales en su perfil profesional, descubriendo el contexto real del docente. Por consiguiente, esta articulación no debe ser un prerrequisito de acreditación o evaluación, sino más bien una oportunidad de cambio en los sectores más vulnerables.
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La articulación de las funciones sustantivas de docencia, investigación y vinculación constituye el fundamento que permite a las instituciones de educación superior asegurar su pertinencia y compromiso social. La docencia se nutre de los avances científicos y las experiencias, generando procesos formativos actualizados; a su vez, la investigación encuentra en las aulas y en el trabajo comunitario espacios para validar, retroalimentar y proyectar nuevo conocimiento. La vinculación con la sociedad integra estas dos dimensiones, garantizando que el saber académico responda a necesidades reales y contribuya a la transformación del entorno. Cuando estas funciones se articulan de manera coherente, la universidad fortalece su misión formativa, impulsa el desarrollo social y consolida su responsabilidad ética. Y es en lo que debemos seguir trabajando, hasta que tengamos impacto con las diferentes actividades que hacemos dentro de la vinculación con la sociedad.
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Hablar de la articulación de las funciones sustantivas nos invita a reconocer la relevancia que tienen la docencia, la investigación y la vinculación en el desarrollo de proyectos sociales. Esta integración resulta indispensable para generar procesos más coherentes, sistemáticos y con impacto real en la sociedad. El artículo enfatiza que dicha articulación contribuye a humanizar el quehacer universitario, conectándolo con contextos y necesidades auténticas.
Asimismo, se presenta como una estrategia clave para formar profesionales más conscientes, empáticos, críticos y comprometidos con su entorno. Desde la docencia, se evidencia cómo los estudiantes adquieren competencias esenciales para su perfil profesional, al mismo tiempo que comprenden la realidad del ejercicio docente. Por ello, esta articulación no debe verse únicamente como un requisito de acreditación o evaluación, sino como una oportunidad para impulsar cambios significativos en los sectores más vulnerables.
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La articulación efectiva de la docencia, la investigación y la vinculación representa un cambio de paradigma en la gestión universitaria, migrando de un modelo basado en la fragmentación de funciones a uno cimentado en la sinergia institucional. El impacto de este modelo se traduce en la formación de un profesional con conciencia crítica, ética y solidaria y en la consolidación de la IES como un agente activo de cambio que promueve el desarrollo sostenible y la construcción colectiva del saber en su entorno territorial. La continuidad de este avance es clave para la sostenibilidad y legitimidad social de la educación superior latinoamericana.
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La articulación de las funciones sustantivas de docencia, investigación y vinculación constituye el fundamento que permite a las instituciones de educación superior asegurar su pertinencia y compromiso social. La docencia se nutre de los avances científicos y las experiencias de campo, generando procesos formativos actualizados; a su vez, la investigación encuentra en las aulas y en el trabajo comunitario espacios para validar, retroalimentar y proyectar nuevo conocimiento. La vinculación con la sociedad integra estas dos dimensiones, garantizando que el saber académico responda a necesidades reales y contribuya a la transformación del entorno. Cuando estas funciones se articulan de manera coherente, las instituciones de educación superior fortalecen su misión formativa, impulsan el desarrollo social y consolidan su responsabilidad ética. Y es en lo que debemos seguir trabajando para lograr impacto con las diferentes actividades que se realizan dentro de la vinculación con la sociedad.
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Este blog tiene como propósito destacar la manera en que las universidades incorporan, dentro de sus procesos educativos, elementos esenciales para el desarrollo integral de sus comunidades. No se trata únicamente de impartir conocimientos académicos, sino de construir espacios donde los estudiantes puedan formarse como ciudadanos conscientes, responsables y capaces de generar un impacto positivo en su entorno.
A través de diferentes iniciativas, muchas instituciones de educación superior buscan fomentar una transformación que va más allá de las aulas. La idea es que el crecimiento no recaiga solo en quienes estudian, sino que se extienda a la sociedad en general. Por ello, se promueve que los estudiantes no se queden únicamente con lo que la universidad les ofrece de manera formal, sino que desarrollen una visión más amplia, acompañada de valores éticos y un fuerte compromiso con los demás.
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Me gustó mucho el enfoque del blog porque aterriza algo que muchas veces se queda en discurso: la universidad no es solo clases y tareas, sino un espacio que debería transformar de verdad la realidad de las personas y los territorios. Se siente muy claro cómo vas hilando docencia, investigación y vinculación como partes de un mismo proceso, y el respaldo en la LOES, el RRA, el CACES y la UNESCO le da peso sin volver el texto pesado. También me pareció potente que hables de una vinculación con sello latinoamericano, que reconoce saberes locales y busca trabajar con la comunidad, no solo “para” la comunidad.
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La articulación de la docencia, la investigación y la vinculación con la sociedad es clave para que las universidades tengan un impacto real en la comunidad. Cuando estas tres funciones trabajan juntas, no solo se mejora la calidad educativa, sino que también se forma a los estudiantes de manera más completa y comprometida con su entorno. La investigación aplicada y los proyectos con la comunidad permiten que el conocimiento se use para resolver problemas reales. Así, las universidades no solo enseñan, sino que también contribuyen a hacer el mundo un lugar más justo y sostenible.
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La articulación de docencia, investigación y vinculación es fundamental para que las universidades respondan de manera pertinente a las necesidades sociales. Este artículo destaca con claridad cómo la integración de estas funciones fortalece la innovación, la responsabilidad social y la calidad educativa. Sin duda, avanzar hacia modelos más sinérgicos permite formar profesionales comprometidos con la transformación de sus territorios. Es un llamado necesario para consolidar una educación superior más humana, crítica y sostenible.
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La articulación de las funciones sustantivas son de vital importancia para la transferencia de conocimiento, mismas que permiten establecer de manera directa las necesidades que presentan los diferentes sectores, desde la generación del conocimiento (universidades), quienes establecen estrategias de mitigación de los diferentes problemas a través de la investigación y los ejecutan con la vinculación universitaria, estableciendo de esta manera el mejoramiento académico, científico y la relación Universidad – pueblo para mejorar las condiciones de vida y de desarrollo de la sociedad.
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