Estrategias para su fortalecimiento
Las manifestaciones culturales de un pueblo son las que muestran la idiosincrasia, la creatividad, el folklor, identificando un sello de identidad. Hablar de la cultura es hablar de la complejidad del ser humano, incluye el conocimiento, la oralidad, el arte, las creencias, la ley, la moral, las costumbres, su idiosincrasia, entorno, y todos los hábitos y habilidades adquiridas por él, no sólo en la familia, sino en su interacción con el contexto. Por ello, la cultura no es sinónimo de niveles de escolaridad, ya que con niveles de educación o sin ellos, todos somos parte de esta construcción social.
Mendoza (2015) en la conferencia sobre Identidad y Cultura expresa que: “La cultura es sin duda uno de los pilares de la construcción social de los pueblos y su proceso es endógeno e irrenunciable para aquellos que han reconocido en ella, el punto de partida para el empoderamiento de la identidad”.
La cultura es dinámica y se adapta a las nuevas construcciones sociales, en este proceso existes varios fenómenos: la aculturación que es la recepción asimilación e incorporación de los elementos que provienen de otras culturas; la deculturación que precisa la perdida de los elementos de la propia cultura; la enculturación que implica el proceso de transmisión de rasgos culturales entre culturas y la endoculturación que es la adquisición de los rasgos de conductas de su cultura que generalmente sucede en la transmisión de generación en generación a través de la oralidad, observación y la enseñanza.
Frente a esta problemática la aculturación está tomando fuerza influyendo en que las nuevas generaciones se apropien de lo externo, que lo vean más novedoso, más agradable y eso sucede cuando desde edades iniciales no se ha trabajado en el desarrollo de la identidad cultural. El consumo de la música, la moda, el cine, el uso inadecuado de la tecnología, entre otras, generan formas de actuar que se transforman en conductas que van desdibujando y agrediendo su identidad. Por ello, se hace necesario que la familia, los centros educativos, la comunidad, y el gobierno trabajen de la mano, para generar estrategias que desde la política pública, permitan tomar conciencia sobre el valor de la cultura local.
Cuando no se trabaja desde pequeños en el posicionamiento y el amor por su cultura es más fácil ser presa de la globalización, volviéndose consumista de lo de afuera. Es común ver en los centros educativos poner reggaetón en veladas “artistas culturales”, total contradicción, sin hacer conciencia de lo que se está promoviendo, igual sucede en las fiestas infantiles cuando se propone este tipo de música que en nada aporta a la querencia cultural de los niños y niñas, pero es más doloroso ver a los padres motivando este tipo de acciones y, no es que se esté en contra de aquello, eso es parte del mundo, pero la responsabilidad de padres, madres y educadores es inculcar valores culturales que apunten al desarrollo del ser y a la valoración de sus raíces y la conservación de la memoria histórica como parte del patrimonio cultural.
La cultura montuvia está llena de un acervo identitario rico que se debe y puede potenciar, y que el docente en su rol de formador y orientador puede colaborar significativamente trabajando desde lo lúdico e incorporando acciones creativas en el aula permitan valorar lo nuestro, a través de varias intenciones didácticas explícitas.
Para asegurar la vigencia de una cultura es necesario trabajarla desde edades tempranas; las nuevas generaciones se deben empoderar de ese acervo cultural contenido en sus mayores, sentirse orgullosos de los saberes ancestrales, costumbres, tradiciones de su pueblo.
A continuación, se detallan algunas estrategias que los maestros y maestras podrían aplicar para poner en valor la identidad cultural manabita:
Proyectos culturales:

Estos incluyen realizar una proyección de las manifestaciones culturales, donde los niños y niñas representen a través de ferias, veladas, cuentos, los elementos que les identifican como manabitas. Por ejemplo: la Fiesta de los Chigualos, feria de gastronomía, representación de danza con música tradicional, valorar el saber contenido en el tejido del sombrero de paja toquilla, o los saberes agrícolas. Faltaría espacio para enumerar las diferentes acciones que se pueden hacer de la mano de toda la comunidad educativa.
Juegos tradicionales:

Si bien la tecnología, la estructuración familiar y el dinamismo de esta nueva sociedad hace que los niños tengan menos tiempo y espacio para jugar libres en lugares seguros, los centros educativos pueden promover en los recesos, o dentro del componente de expresión corporal, o como un proyecto institucional, la incorporación de estos juegos. Muchos hemos vibrado con “florón florón, la casiquilla, el gallinazo, el baile del sombrerito, el ensacado, el huevo en la cuchara, chachi caramba chachi, mirón mirón, la sorijita, la caña encebada, el trompo y tantos otros que de manera sana y divertida nos hacía integrar con nuestros pares, en un ambiente de amistad y afectividad.
Literatura infantil y tradición oral:

Indudablemente nuestra cultura es rica en tradición oral, los versos, amorfinos, cuentos, fábulas extraídas de la cotidianidad, de las vivencias y anécdotas, pueden ser adaptadas para la edad de los niños y niñas y contribuir a la querencia por lo nuestro. Incorporar en la actividad pedagógica a los abuelos, padres o personajes identitarios, gestores culturales para que a través del cuento, fábulas, anécdotas o leyendas puedan transmitir a los niños los saberes y elementos que nos identifican como manabitas.
La colección de cuentos María Panchita es un recurso generado por la Universidad San Gregorio de Portoviejo en la carrera de Educación Inicial que aporta al empoderamiento de la cultura montuvia.
Música y danza
Incorporar una visión global en los niños es posible, sabemos que los medios televisivos, móviles, la internet y otros, ponderan una música comercial, lejos de no escucharla, se debe primero conocer lo nuestro, y para potenciarla los niños deben escucharla, representarla, bailarla, disfrutarla, sentir que es suya, que es linda, pero que sobre todo los representa; porque mientras más placenteras sean estas experiencias con mayor facilidad y permanencia quedará en la memoria de los niños y niñas.
Visitas y recorridos

Las salidas a parques, museos, cines, teatros, el contacto con la naturaleza como el río o un trillo; donde se visibilice o cuente de la historia y la cultura manabita es otro elemento que favorece a que niños y niñas se apropien y empiecen a amarla.
Es responsabilidad de todos y todas que actuemos, recuperando nuestra cultura, poniéndola en vigencia, logrando su posicionamiento, y eso solo se logrará si se toma valor por lo nuestro desde edades iniciales y en los vínculos primarios como es la familia y la comunidad.
Tania Zambrano

Excelente artículo, y es una gran propuesta para los Docentes en especial los Manabitas !!
Felicitaciones Tania Zambrano 👏👏
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Así es Marita Paola, es tarea de todos y todas recuperar y poner en valor nuestra identidad.
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Me encanta, tus publicaciones llenas de tanta sabiduría. Nos enseñas y recuerdas de donde somos y lo orgullosos que debemos estar por nuestra cultura montuvia.
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Nuestra tarea es posicionar nuestra cultura, sentirnos orgullosos de nuestra raíces trasmitiendo esta heredad que representa nuestro patrimonio.
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